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2025
A mis 10 años, en la ciudad de Buenos Aires de la década de los 80, no se llama journaling, pero yo ya empezaba a mostrar mi amor por la papelería, los stickers y el registro de todo lo que pasaba.
👉Yo era la que se quedaba hasta tarde, con la linterna encendida en la carpa mientras las demás dormían en los campamentos de los scouts. Recuerdo que necesitaba registrar todo lo que había pasado y lo que había sentido ese día como una manera de no olvidar y de que mis vivencias no pasen como si nada por mi vida.
✅La misma que ahora le dedica los domingos a la mañana o las horas de partidos que no me interesa mirar a terminar el diario de vida familiar o a decorar mi journal.
👉Yo era la que estaba atenta a filmar y a sacar fotos en todos los eventos familiares y sociales, la que se encargaba de recopilar las filmaciones y la que organizaba los videos casettes y los álbumes de fotos.
✅La misma que en la actualidad registra todas las reuniones y encuentros, tanto míos como de mi hijo, que se hizo la fama de fotoperiodista entre el grupo mapadres y amigos, y que si falto a algún sitio no hay registro de esa actividad.
👉Yo era la que coleccionaba los papeles de carta, las figuritas y los stickers con una prolijidad exagerada.
✅La misma que hoy en día colecciona papeles decorados, washitapes, sellos, stickers y todos los elementos nuevos de journaling que antes no sabía que existían. Y que se suman a mis colecciones viajeras de monedas, billetes, etiquetas de cervezas, bufandas de clubes de fútbol, cajitas y muchas cosas más.
👉Yo era la que durante mi secundario escribía el día a día de mi adolescencia en una agenda Citanova (y como no me alcanzaba el espacio, le pegaba tiras de papel laguísimas, que doblaba hasta que todo entraba en la página), reproducía diálogos de mis amigos, dibujaba el logo de la discoteca a la que íbamos, pegaba las servilletas del restaurante o el envoltorio del chocolate que me regalaban.
✅La misma que con casi 50 años guarda todos los tickets, mapas, entradas, servilletas y envoltorios con los que se cruza para pegar en su diario de vida (y el de su hijo).

Estos son los diarios de vida de mi hijo, que tiene 11 años. Aprendí mucho de journaling mientras los hacía.
Documentar y registrar todo fue algo constante en mi vida. Si me pongo a pensar, no solo lo hacía con el material que usaba para journalear o con las fotografías, sino que también lo hacía con los recortes de noticias que salían en los periódicos (y todavía no había internet o, en una época que ya había, pero no estaba todo digitalizado), con los materiales que usaba en los libros que editaba, con los mapas que minuciosamente me guardaba de cada viaje, con los videos de mi familia o con la vida de mi hijo.
Hasta tuve (o tengo) un proyecto que se llama El mundo en detalles y que, al fin de cuentas, se trata de documentar y registrar esos pequeños detalles de cada sitio y contar cómo es el mundo a través de esos detalles.
Una de mis primeras colecciones fueron las postales. Recuerdo que mi papá me heredó su colección cuando yo todavía estaba en el secundario y me dijo que «coleccionar no significaba guardar por guardar», sino que había que darle un sentido a esa colección, sea lo que sea. Por eso, en el caso de las postales, me había armado un libro donde pegaba cada postal y escribía sobre el lugar que representaba la postal.
Esa idea siempre me quedó dando vueltas en la cabeza y la apliqué a muchas otras colecciones. Por ejemplo, detrás de cada etiqueta de cerveza que me guardaba en mis viajes escribía la fecha, el lugar y con quién la había tomado. De esta manera, esa etiqueta no es una etiqueta más del montón, si no que es mi etiqueta y tiene un significado especial para mí. Sí, como la flor de “El Principito”.
Esto mismo es lo que aplico cuando hago journaling en la actualidad y es lo que siempre intento transmitir en mis talleres.
Porque sí, toda esta pasión por el journal, el registro de momentos, la documentación, la papelería bonita, la fotografía y los recuerdos encontró su confluencia y su camino en los talleres de journaling que comencé a brindar. Y estoy feliz por haberlo hecho.
Si bien ya había dado algunas clases o había favorecido ciertos encuentros, esta vez son talleres más formales. ¡Y son un éxito!
Si quieres saber más sobre toda las propuestas que tengo, no dejes de escribirme a aldanachiodi03@gmail.com
Además, en el IG de @viajajugando con el #viajajugandodiarios encuentran muchas ideas para los diarios de vida y viaje.
¡A jornalear!